Muere el legendario Antoni Ramallets

   

 LA GRAN PEÑA BARCELONISTA DE CEUTA SIENTE FROFUNDAMENTE LA GRAN PERDIDA DE UNO DE LOS IDOLOS DE LA FAMILIA CULE Y SE IDENTIFICA CON EL DOLOR DE SU FAMILIA Y ALLEGADOS

Antoni Ramallets i Simón, mítico portero del Barcelona, ha fallecido a los 89 años. En el Barça se alzó con seis títulos de Liga, cinco Copas del Generalísimo y dos Copas de Ferias. Ramallets también logró el trofeo Zamora en cinco ocasiones. El guardameta se consagró definitivamente en el mundial de fútbol de 1950 que se celebró en Brasil. El portero azulgrana era conocido como el 'Gato de Maracaná' por su gran agilidad y por la extraordinaria actuación que tuvo en el legendario estadio brasileño.

Nació en el barrio de Gracia de Barcelona donde paseó su pasión por el fútbol en varios equipos aficionados locales, como el Racing del Guinardó, hasta que en 1941 dio el salto al fútbol profesional firmando su primer contrato serio con el histórico CE Europa graciense. Llamado por el deber, tuvo que trasladarse a Cádiz, a la Base Naval de San Fernando, para realizar el servicio militar obligatorio. Pero no dio de lado a su gran obsesión y siguió jugando al fútbol en el equipo local del municipio, con el que conquistó el subcampeonato de España de la Marina.

Su pasión por el fútbol le siguió allá donde le llevaba el viento y el destino quiso que le trasladaran a Palma de Mallorca. En la isla mediterránea jugó en el RCD Mallorca hasta 1946, año en el que empezaría a jugar en su amado FC Barcelona. Pero la leyenda se haría esperar ya que las puertas de la titularidad no se abrían para él en el Barça y el club lo acabó cediendo al Real Valladolid en la temporada 1946/47. Palo duro ya que el conjunto pucelano militaba por aquel entonces en Tercera División, pero Ramallets, con el espíritu y el aura que siempre desprendió, se convirtió en una pieza clave en el ascenso del club vallisoletano a Segunda. El FC Barcelona no lo pensó, debía repescarlo.

A pesar de su éxito en Valladolid, la gloria en el Barcelona seguía resistiéndosele. Estuvo dos años relegado a la suplencia, sin apenas jugar. Paciente y de sangre fría, como siempre fueron los grandes, supo esperar a una oportunidad que finalmente llegó a mitad de la temporada 1949/50 tras una desafortunada lesión ocular de Velasco durante un partido entre Celta y Barcelona. Comenzaba el mito. "Fue mi gran ocasión ya que aquella misma semana el Barça celebraba sus bodas de oro ante el Palmeiras y el Copenhague. Allí me gané la confianza de todos", confirmó Ramallets. Sus paradas salvadoras, sus reflejos de felino y su destacada inteligencia se tradujeron en soberbias actuaciones que le llevaron derecho a la selección española, que le convocó para el Mundial que se disputaba en Brasil.

Allí se ganó su apodo, el 'Gato de Maracaná', por su gran actuación en el mítico estadio de Río. Pero no fue lo único que Ramallets se trajo de tierras sudamericanas, también logró hacerse con el respeto del sector futbolístico, además de consagrarse a nivel mundial. Ramallets debutó en Maracaná, en el segundo partido, que se ganó por 2-0 a Chile, tras una gran exhibición del portero español, que sorprendió por su estampa, su agilidad increíble, su sangre fría cuando era preciso y su valor. Tal fue la impresión que causó a los aficionados locales que comenzaron a llamarle el gato con alas, o el gato de Maracaná, mientras el mujerío le reconocía como el 'bello goleiro'.

Histórica fue la victoria sobre Inglaterra, con el famoso gol de Zarra, que Matías Prats inmortalizó, pero es de justicia concederle a Ramallets su importante porción de la tarta. El ilustre periodistaAntonio Valencia, escribió en Marca: “Hoy en el primer tiempo (Ramallets) ha estado colosal y me ha hecho pensar que había resucitado Zamora, a los treinta años justos de la gesta de Amberes”.

A la vuelta, ya era un gigante. Comenzó entonces su etapa dorada en el Barcelona, convirtiéndose en el portero del legendario equipo de 'las cinco copas', que entre 1951 y 1953 ganó dos Ligas y tres Copas. Hasta su retiro, en 1961, disputó un total de 538 partidos con la camiseta azulgrana y es, por detrás de Guillermo Amor, el barcelonista más laureado: seis Ligas, cinco Copas del Generalísimo y dos Copas de Ferias, además de un subcampeonato de la Copa de Europa.

A título personal, consiguió el Trofeo Zamora en las dos primeras ediciones (1958/59 y 1959/60) con una media de menos de un gol encajado por partido. Aunque ya antes de que ese trofeo viera la luz, Ramallets ya había sido el portero menos batido de la liga en tres ocasiones: 1951/52, 1955/56 y 1956/57. Sus actuaciones aún son recordadas por los aficionados que tuvieron la suerte de asistir a alguno de sus partidos. Pero el momento de la retirada tenía que llegar. El día marcado fue el 6 de marzo de 1962, cuando recibió el homenaje de los aficionados barcelonistas. Como pleitesía se jugó un Barça-Hamburger SV que acabó con un resultado de 5-1 favorable a los locales. Ramallets, que tenía 38 años, hizo vibrar el Camp Nou con sus últimas intervenciones, especialmente una increíble parada después de un chute del alemán Uwe Seeler.

Recibió un nuevo homenaje el 11 de marzo de 2008, cuando se le entregó la llave de Barcelona de manos del ex presidente del FC Barcelona, Joan Gaspart. Y es que Ramallets nunca dejó de amar a su dos pasiones, el fútbol y el Barça. Siempre se le recordará en las gradas del Camp Nou, lloviera, nevase o granizase, disfrutando de sus pasiones.
fuente:EL MUNDO.ES

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